NO JUEGO A LA NAVIDAD

Lo siento pero no.

No esperes mis crismas en tu buzón ni mi regalo el día 24.

El gordo de rojo que diseñó la Coca cola no bajará por mi chimenea, primero porque vivo en un piso y segundo porque si entrase lo denunciaría por allanamiento y por intrusismo laboral, que antes que al yanqui prefiero a los tres magos.

Paso de villancicos rancios, de sonrisas forzadas y de interpretar papeles, lo siento pero la navidad es para quien la quiera y yo soy de esos, cada vez más, que al llegar estas fechas me mudaría de mes lo menos hasta pasada la primera quincena de enero, donde los almacenes hacen su agosto, y currante saca de donde no hay para costear una tradición cada año mas deprimente.

He caído, sin embargo, en dos de estas falacias. La primera ha sido comprar el dichoso numero de lotería (20 €urakos) cuyo numero nunca está en el bombo de los repelentes niños con flequillos tipo lametón de vaca. Bueno, meterme con ellos ha estado de más, lo siento.

La segunda ha sido esta mañana, cuando abandonaba la sucursal de mi banco tras ingresar dinero prestado para acabar el mes, y la simpática cajera, que lo es, me dijo eso de “felices fiestas” y tras mirarla me vi obligado a contestar estirando los labios hacia las mejillas para forzar una sonrisa “igualmente”

Me he librado de ir a la cena de navidad de la empresa, eso si. No me he sentado en esa mesa colmada de intérpretes que se intercambian golpes en la espalda, ni he apretado allí la mano del jefe deseándole felicidades. Esa mano que no he apretado allí es la misma que por estos días estampa su firma en cartas de despido, y tampoco he intercambiado golpes en la espalda con aquellos que a la vuelta de la cena intercambiaban despropósitos sobre como iba vestido tal o cual, o lo patética que resulta esta u otra persona.

De todo esto me he librado, bien por mí.

Lo siento sin embargo por los peques de mi familia que esperan que el tito Edu les traiga los regalos que los reyes magos han dejado en su casa por equivocación. Pero el tito Edu no va gastar el dinero que no tiene en comprar juguetes con los que luego ni les va a dar tiempo a jugar. Yo cuando chico pedía tres o cuatro juguetes (adjunto carta que lo demuestra) hoy ya tienen tanto que ni los aprecian.

Cómo dice mi prima Gemma, soy un “Water Party” pero me siento a gusto así.

Lo siento por Vodafón, tampoco pienso llamar ni reenviar sms.

Ea, ya me he desquitao.