FIN DE SEMANA EN BARCELONA

El pasado fin de semana estuve en Barcelona, invitado por el Centro Budista Ganden Chöeling. Fue una visita corta, llegué el sábado a medio día y el domingo por la noche ya estaba de vuelta. El vuelo a Barcelona no fue del todo agradable, las turbulencias, pocas pero intensas son normales, pero algo ocurrió en el aterrizaje que inquietó. Desde la ventanilla veía como poca a poco nos acercábamos a tierra, calculaba a ojo la distancia entre el avión y el suelo, cien metros, ochenta, cincuenta… cuando de repente, de nuevo ochenta noventa… El avión remontó el vuelo de nuevo. Dimos una vuelta por encima de la ciudad, la vista era muy interesante, podía reconocer algunos puntos de la ciudad, como la Rambla, la Sagrada Familia, el Camp Nou y algunos de los altísimos edificios que resaltaban como enormes y modernas moles. Pero la verdad, es que no estaba en condiciones de disfrutar las vistas. ¿Por qué el avión hizo esa maniobra?, ¿habrá fallado el tren de aterrizaje?, para colmo, viajaba con Spanair la compañía accidentada este mismo verano en Madrid. Mientras yo pasaba rapadamente las cuentas de mi rosario recitando OM TARE TUTTARE TURE SOHA, el avión sobrevoló el mediterráneo durante un rato, Luego comenzó a descender de nuevo y esta vez sí que aterrizó, cosa que agradecí a Tara. El Centro Ganden Chöeling Barcelona está en el popular y castizo barrio de Gracia. El hecho de ver los carteles y rótulos de los establecimiento y no poder leerlos, te hace sentir que el viaje a sido largo, da una sensación de lejanía, curiosamente esto no ocurre cuando voy a Torremolinos, Mijas o Benalmadena, que a pesar de ser pueblos de la costa malagueña, parecen mas bien colonias británicas, con todo escrito en inglés. Para el viajero británico debe ser un poco frustrante encontrárselo todo igual que en su tierra natal. Yo prefiero disfrutar de las diferencias y la diosingracia de cada lugar, y sobre todo de la gastronomía. Rosa, mi anfitriona me deleitó con un guiso típico de Barcelona cuyo nombre lamento no recordar. El sábado nos reunimos para hablar sobre la ley del karma, y el domingo por la mañana sobre la recitación de los veintiún homenajes a Tara. Por suerte, el vuelo de regreso fue mucho mas agradable.