CHARLA EN CANALETAS

El pasado sábado, miembros de la asociación de separados y divorciados CANALETAS, me invitaron a su sede para que les hablara de budismo. Fue un encuentro muy interesante. No me preparé nada sobre lo que hablar, ya que la invitación fue un poco precipitada, de un día para otro. Así que les hablé sobre lo que se me ocurría en el momento. De este modo resultó que acabé hablándoles de las relaciones humanas y de cómo al buscar felicidad en soportes equivocados nos encontramos una y otra vez con más sufrimiento. Les invité a disfrutar del momento presente y a valorar a los demás como iguales. Sé que son buenos consejos porque yo mismo intento practicar así, y porque he oído muchas veces a Lama Tenzing dar estos mismos consejos. Sobre todo los utilicé también porque estas actitudes no son nada sectarias, si no validas para todo el mundo. El colectivo de separados y divorciados crece cada año, en la calle suele oírse al respecto eso de – ya nadie tiene por qué soportar a nadie. Yo no entiendo muy bien esto, desde mi perspectiva pienso que la búsqueda desesperada por conseguir felicidad es la que nos conduce a fracasar una y otra vez en cuanto nos proponemos. Buscamos medias naranjas sin darnos cuenta que todos somos completos, no carecemos de ninguna mitad. El divorcio es especialmente triste y duro cuando hay niños de por medio, ellos son siempre los mas perjudicados. Aunque soy muy joven, recuerdo que antes solo se separaba la gente de dinero, hoy esto ya no es así. Creo que la separación sobre todo ha contribuido a que las mujeres maltratadas por sus maridos tengan otra oportunidad para retomar la marcha de su vida. En este caso la separación es lo mejor. Pero en otros casos, conozco gente cuyo matrimonio no ha durado ni un año, en el caso de cierto conocido, se marcho a Punta Cana de viaje de novios, a la vuelta la pareja ya no se dirigía la palabra el uno al otro. Así somos, hoy te juro amor eterno, mañana, ni te hablo.

FIN DE SEMANA EN BARCELONA

El pasado fin de semana estuve en Barcelona, invitado por el Centro Budista Ganden Chöeling. Fue una visita corta, llegué el sábado a medio día y el domingo por la noche ya estaba de vuelta. El vuelo a Barcelona no fue del todo agradable, las turbulencias, pocas pero intensas son normales, pero algo ocurrió en el aterrizaje que inquietó. Desde la ventanilla veía como poca a poco nos acercábamos a tierra, calculaba a ojo la distancia entre el avión y el suelo, cien metros, ochenta, cincuenta… cuando de repente, de nuevo ochenta noventa… El avión remontó el vuelo de nuevo. Dimos una vuelta por encima de la ciudad, la vista era muy interesante, podía reconocer algunos puntos de la ciudad, como la Rambla, la Sagrada Familia, el Camp Nou y algunos de los altísimos edificios que resaltaban como enormes y modernas moles. Pero la verdad, es que no estaba en condiciones de disfrutar las vistas. ¿Por qué el avión hizo esa maniobra?, ¿habrá fallado el tren de aterrizaje?, para colmo, viajaba con Spanair la compañía accidentada este mismo verano en Madrid. Mientras yo pasaba rapadamente las cuentas de mi rosario recitando OM TARE TUTTARE TURE SOHA, el avión sobrevoló el mediterráneo durante un rato, Luego comenzó a descender de nuevo y esta vez sí que aterrizó, cosa que agradecí a Tara. El Centro Ganden Chöeling Barcelona está en el popular y castizo barrio de Gracia. El hecho de ver los carteles y rótulos de los establecimiento y no poder leerlos, te hace sentir que el viaje a sido largo, da una sensación de lejanía, curiosamente esto no ocurre cuando voy a Torremolinos, Mijas o Benalmadena, que a pesar de ser pueblos de la costa malagueña, parecen mas bien colonias británicas, con todo escrito en inglés. Para el viajero británico debe ser un poco frustrante encontrárselo todo igual que en su tierra natal. Yo prefiero disfrutar de las diferencias y la diosingracia de cada lugar, y sobre todo de la gastronomía. Rosa, mi anfitriona me deleitó con un guiso típico de Barcelona cuyo nombre lamento no recordar. El sábado nos reunimos para hablar sobre la ley del karma, y el domingo por la mañana sobre la recitación de los veintiún homenajes a Tara. Por suerte, el vuelo de regreso fue mucho mas agradable.